Las metas cumplidas ¿Qué vamos a hacer sin Molineros?
Le conocí un día de esos, hace ya
varios lustros, cuando intentaba obtener una atención para mi padre que luchaba
entre la vida y la muerte en una cama del Seguro Social. Recuerdo que hablé con
el director de aquellos años (Almazán, creo) y en atención, pidió que un médico
del cuarto piso revisara a aquel paciente que luchaba por sobrevivir.
Cuando el eficiente médico acudió
a revisar a mi padre –quien por cierto libró esa batalla- el especialista me
dejó dicho que para él todos los pacientes eran iguales, que se atendían con la
misma calidad y que no había necesidad de que se hablara con el director.
Luego le conocí en persona y le
admití su razonamiento, pero le hice ver que cualquier familiar de paciente
enfermo recurriría a cualquier medio para tratar de que se obtuvieran
resultados.
Enseguida vinieron las obligadas
citas médicas, con el correr de los años surgió un fuerte lazo de amistad.
Luego fue el médico de mi madre hasta el último día en que ella dejó de
existir.
Ayer, cuando fui a despedirme de
él, me encontré a varias personas que hacían lo mismo. Un abrazo y frases
coincidentes: “¡Hay doctor, se nos va!”; “¿Qué vamos a hacer sin Molineros?”,
exclamaba otro paciente de avanzada edad que me narró, sin conocerme, parte de
su expediente médico.
Es el cuarto piso del IMSS en Guasave, que,
como es costumbre, luce lleno de pacientes con enfermedades coincidentes, son crónico
degenerativos, unos del corazón, otros por los efectos de la diabetes y otros
enfermos del alma. En ese piso está una pequeña oficina con una bota navideña
que adorna la puerta con el nombre del doctor Molineros, quien hasta hoy es el Jefe
de Medicina Interna.
Lo esperé hasta que llegó.
Hubiese sido imperdonable de mi parte no hacerlo.
Conversamos un corto tiempo e
intercambiamos opiniones.
Seguro a sus pacientes nos hará
falta, pero creo que al IMSS le significará más su ausencia, pues a mi juicio
el doctor Molineros es una especie de líder que entiende y aplica la medicina
social en todos los sentidos.
Los ciclos se cumplen. El doctor
se jubila este 31 de diciembre del 2019 y deja un montón de amigos.
En mi caso lo extrañaré pues ya
no tendré ese médico de cabecera y especialista de primer nivel que me extendía
la mano en el hospital. Pero tengo una gran ventaja: Molineros y yo, seguiremos
–mientras la circunstancias de la vida lo permitan- disfrutando de nuestra
amistad entre sorbos de café en el desayuno de los sábados, en ese grupo de disímbolos amigos, que tiene ya varios años de reunirse, ya sea en La
Campiña o en el Mascota, hablando de todo, de política, de los gobernantes, de los protagonistas de la vida pública guasavense, del poder pueblerino y cuando el tema sobrepase lo que no se puede conversar, hablaremos del cambio climático.
P.D El doctor no tiene redes sociales, pero que alguien le diga que escribí algo para él, con toda la estima.
Muy buen médico. Una gran persona que se ganó el respeto de los pacientes y También el de todos los compañero de trabajo. Y sin lugar a dudas le echaremos de menos en el imss a este gran ser humano. Muchas felicidades en hora buena amigo doctor molineros y feliz año .
ResponderEliminarSin duda el mejor médico, por su conocimiento y calidad humana.
EliminarMui buen medico atendio ami abuelo hace mas de 18 años ALEUTERIO APODACA
ResponderEliminarMuy merecido su retiro, un gran médico y buena persona
ResponderEliminarExcelente médico..Felicidades ..y un abrazo también a mi amigo René..!!
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