Llegar a la meta
Hace unos días publiqué que me había dado un rol por la
Redacción del periódico El Debate en donde trabajé por poco más de 25 años. La
realidad es que lo programé para un motivo especial. Quería tomarme una foto
con Ponce (Juan Francisco), pues hoy cumple un ciclo y dice adiós a la
cobertura de la nota policiaca para las páginas del diario que lo cobijaron
desde aquel 24 de octubre de 1984, cuando el periódico inició en Guasave.
No tenía esa foto que debería ser obligada con alguien con
quien compartí largas horas de conversación, primero como reportero y luego como amigo, pues con
Ponce, -Ponciano”, como le decía en algunas ocasiones-, también daba cobertura
esa sección por demás apasionante.
Esas historias terribles de violencia o tragedias que se
vivieron y narraron, primero en el papel, cuando la inmediatez dependía del voz
a voz y no de la web que vino a redimensionar la forma de hacer periodismo.
Con Ponce me tocó la cobertura de aquella persecución de un
avión cargado de cocaína y que fue obligado a aterrizar en terrenos de La
Trinidad y más recientemente dar testimonio de la crudeza de la violencia en
donde elementos de la Policía quedaban muertos, tirados sobre el asfalto de la
carretera internacional.
Enfrentamientos, operativos, destrucción de plantíos de
mariguana.
Ponce seguro debe ser referencia de la forma en como alguien
se entrega con pasión a una actividad que, seguro estoy, no es reconocida del
todo.
En los últimos años, antes de que yo tomara la decisión de
dejar el periódico, le decía a Ponce, a quien lo miraba como una especie de
hermano mayor, que le bajara un poco a su ritmo por lo peligroso que es dar
cobertura de algunos hechos.
Recuerdo aquellas casas quemadas en la sierra de Sinaloa en
la zona de Bacubirito y Bacurato.
“Una nota no vale la vida”, recuerdo que le dije a Ponce,
cuando me enteré que un grupo armado los interceptó en su bajada de la sierra.
Le justifiqué mi percepción diciéndole que primero estaba su
seguridad, pues en las empresas éramos una especie de números, que si algo le
llegase a pasar lo más probable es que le daríamos un aplauso de cuerpo
presente y soltaríamos unas lágrimas por ese buen compañero que, al margen de
todo, siempre estuvo dispuesto, entregado, con la camiseta puesta de la empresa
que hoy le deja culminar su periodo.
El pasado jueves 28 de febrero a Ponce le di un abrazo, le
reconocí su trabajo por esos años en los que me tocó convivir. Le dije que
gracias por su amistad y le deseé la mejor de las suertes.
Hoy día no es fácil culminar ciclos, Ponce lo hizo y me
alegra por él y su familia.
Seguro la Redacción del periódico ya no será igual.
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