El viacrusis de Luis Alfonso
El 6 de julio del 2012, Luis Alfonso tenía 13 años. Aquella tarde de verano seguro era infernal. Desde ese entonces ha vivido en hospitales, los primeros días se debatió entre la vida y la muerte. Su caso ha sido expuesto incluso en un festival de cortometraje de cine, con el título de “Futuro quebrado”. Hoy está a punto de cumplir 22 años y sigue siendo ese protagonista que lucha por sobrevivir.
El cruel evento fue uno más de los hechos
violentos registrados en esa década. No fue en enfrentamiento, ni en fuego cruzado,
no, fueron agentes ministeriales quienes balearon la unidad en donde viajaban
menores de edad.
La memoria de hechos periodísticos de
aquellos años indica que los menores iban a entrenar a un campo de futbol, pero
la fatalidad los encontró en el camino. De pronto escucharon las ráfagas y
luego la realidad cruda, dolorosa.
Ahí en esa Caravan azul baleada
habían quedado todos asustados, con gritos de impotencia. De todos hubo un
menor al que se le dejó marcado de por vida, con lesiones físicas irreparables,
que hasta hoy lo tienen postrado en una silla de ruedas.
Luis Alfonso Castillo, hoy está por
cumplir 22 años. Muchos años han pasado, pero pareciera que lo de él es un
pesado viacrucis, pues con la visita del gobernador del estado Quirino Ordaz a
Guasave, esa memoria de nuevo se activó.
Y es que en el gobierno de Mario
López Valdez se autorizó desde el 31 de julio del 2013 en el Congreso del
Estado, una pensión vitalicia de 20 mil pesos mensuales, además de un servicio
médico y educativo, pero Luis Alfonso lleva ya un año y medio sin recibir
atención médica, pues la Comisión Estatal de Atención Integral a Víctimas, no
tiene presupuesto.
Así que Luis Alfonso, que ya no es un
niño, pero sí lleva en su mente esas heridas que le marcaron de por vida, acudió
a donde el gobernador estaría para de nuevo, en ese viacrucis, solicitar el
apoyo.
Luis Alfonso puede enmarcarse en uno
de esos casos tan absurdos. Es víctima de la autoridad que estaba para
protegerlo, pero también de ese dañino burocratismo.
Ojalá que las nuevas promesas se
hagan realidad y que su caso no se replique.
Que no existan más futuros quebrados,
ni reclamos de este tipo.
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